lunes, 26 de julio de 2010

Amorsh… ¿Quién te viera y quién te vió?


Ya han pasado más de tres años desde el "¿Y tú cuando?". Es una cosa impresionante cómo cambia la percepción de las cosas cuando te encuentras con alguien especial en la vida (o sea, cuando ese cuándo llegó), y llega a ocupar un rincón especial dentro de ella.

Cuando se acaba esa etapa en que joteaste hasta el hartazgo, fuiste la eterna viuda, o simplemente quisiste disfrutar tranquilamente tu apacible soltería (dependiendo de cada persona por cuál o cuáles de esas etapas pasó), no puedes creer que era verdad esa frase de "a nadie le falta Dios". Ya no eres el mismo. Buena parte de tu filosofía de vida en ese aspecto, simplemente la mandaste a la mierda, el "yo, yo, y yo" se convierte en "tú, yo, y nosotros"... ¡Nosotros!, esa palabra que nunca pensaste decir, o volver a decir, entra muy campante a tu vocabulario.

Vaya que cuesta convencerse al principio. A mi de verdad me costó. Ese personaje fue entrando despacio en mi vida sin que me diera cuenta, o dándome cuenta a cuentagotas.

Quién diría que una simple conversación por msn buscando gente para practicar inglés iba a cambiar tanto mi vida (y obviamente la suya; si no, no estaría escribiendo esto), pero de verdad agradezco que haya llegado ese día, saber que esxiste ese alguien especial para mí, y que desde hace ya más de un año, ya no quiero vivir sin esa persona.

Es bueno cambiar él o los conceptos que uno tiene del amor de vez en cuando (yo creo que es uno de los pocos aspectos de la vida en que somos capaces de cambiar nuestro punto de vista constantemente, pero que si no hiciéramos esa clase de cambios, no seríamos capaces de crecer como personas).

Como dice una tía : "Las personas son como los zapatos, debes probar y probar hasta encontrar el perfecto para tí"... Vaya que tiene razón.

En conclusión, querámoslo o no, debemos probarnos todos los zapatos que nos ofrezca la vida. Siempre encontraremos ese zapato correcto. Yo ya encontré el mío... ¡Y me encanta!

¡Te amo mi vida!. Eres mi zapato perfecto, y quiero ser siempre el zapato perfecto para tí. Espero que nunca, por muy viejos y gastados que estemos, nunca volvamos a la tienda por un nuevo par.

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