martes, 18 de enero de 2011

Mis zapatos se rompieron


Tengo pena. Mis zapatos favoritos se han roto. Muchas veces intenté repararlos, otras los mandé a arreglar. Pero ya llegaron al punto en que ya ni el mejor zapatero del mundo me dio una pizca de esperanza por ellos.

Para mí, eran los mejores zapatos del mundo. Era la persona más feliz del mundo con ellos. De ser por mí, los tendría conmigo siempre.

No quiero volver a la tienda por un nuevo par, porque creo que si me llegan a gustar, se van a romper. NADA DURA PARA SIEMPRE, y las heridas en mis pies lo confirman.

Nunca había visto mis pies tan rotos, que en la única cosa en que llego a pensar es en el dolor, y en las ganas que tengo de volver a arreglarlos… Pero sé que no lo tienen.

Llámame obstinada, pero ¿A quién no le gustaría que algo estuviese junto a ustedes hasta el último día de su vida?… A mí me hubiese gustado muchísimo, pero como dije, nada dura para siempre.

Es triste ver cómo se van rompiendo. Ver aquellas cosas que queríamos con nosotros siempre ya no están, desaparecen, rompen o desgastan, sin posibilidad de ser recuperadas o restauradas.

Tengo pena. Algo que quería por siempre conmigo ya no lo estará más.

Queridos zapatos, créanme que los voy a extrañar. Espero que tengan una buena vida. Donde quiera que estén.

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